Una conejita muy inexperta, pero a la vez muy perfeccionista, se propone, planos en mano, llevar a cabo la tarea de sus sueños: cavar su propia madriguera. Buscando alcanzar su objetivo, cada vez se mete en más problemas, gracias a su negativa a mostrar sus imperfecciones a sus vecinos y aceptar su cordial ayuda.
Pero para su propia desgracia, mientras más cava, más vecinos encuentra: desde ranas con gran biblioteca hasta un lagarto que no se avergüenza de su desnudez. Estas presencias la obligan a cavar más y más profundo para poder experimentar algo de paz y privacidad.
Cuando finalmente perfora lo más bajo posible, golpea el lecho rocoso y desencadena un torrente de agua subterránea que inunda su túnel con agua, es que reacciona ante su soberbia y entra en razón.
Solo después de tocar fondo y no poder hacer las cosas como las planeaba, es que aprende la dura lección de la vida que nos enseña que como parte de una gran comunidad, no debemos avergonzarnos de pedir ayuda si la necesitamos.
¿Diálogos? No hay, no hacen falta. Todo lo que necesitas saber de este corto es que lo que esta coneja quiere, es solo una madriguera que tenga un baño con una bola de discoteca.
